Ante la dura situación que el país atraviesa, las organizaciones sociales están planificando marchas y paralizaciones para los próximos días, sin embargo, cada organización por su independencia tiene una agenda y una finalidad institucional para negociar y hacerle cara al gobierno.
Uno de los síntomas de la división de las organizaciones se está reflejando a diferencia del paro de junio del 2022, escenario político que cambia totalmente con las últimas elecciones seccionales, lo que debilita la posibilidad y contundencia de las movilizaciones en el 2023.
El único factor en común, es que todas las organizaciones coinciden en la salida del Presidente Guillermo Lasso, ya que no ha cumplido con las negociaciones, interpretándolo como demagogia, Pero, la relación entre organizaciones como la Conaie, la Fenocin y la Feine está cada vez más debilitada. Las dos primeras rompieron el diálogo con el Gobierno y dijeron que no volverán a las mesas temáticas, la FUT cree que buscar los mecanismos de gobierno cumpla definitivamente sin mesa de negociación.
El tema controversial es que la Fenocin acusa a la Conaie de dividir a sus bases e intentar someter a la organización. Mientras la Feine guarda silencio. El Frente Unitario de Trabajadores (FUT), que se activan en base a las manifestaciones convocadas por el movimiento indígena, presencia el dilema de esta división.
La Feine cree que esa no es la salida, a que algunas organizaciones campesinas de la costa, han manifestado que será otro engaño más por parte de la Conaie, ya que creen que los intereses de Leónidas Isa es por un interés particular y político, pero que no resume el interés colectivo de las organizaciones, al mismo tiempo las divisiones internas en la Conaie y Pachakutik como su brazo político no están siendo consolidados en su totalidad.
