Dime cuál es tu score y te diré quien eres. Escrito por: Pablo Andrés Guerra
Iniciamos el mes de las fiestas de Guayaquil con una noticia importante y que a decir del SRI y su Director, sirvió para identificar a los evasores de impuestos. El sistema Falcon que había ya hecho sus primeros trabajos, determinó aproximadamente 60.000 personas que sin haber nunca declarado impuestos en el Ecuador, poseían propiedades e ingresos.
Pero este deseo de determinación de “evasores” no es nuevo; recordemos que en la época de la Asamblea Nacional Constituyente y dos días antes del fin de año la Ley Reformatoria para la Equidad Tributaria, agregó en la Ley de Régimen Tributario Interno un artículo con el cual los ecuatorianos nos obligamos a presentar una declaración de nuestro patrimonio al inicio de cada año. Y pese a que siempre nos manifestaron que esta inocente declaración patrimonial no traía consigo un pago de impuestos o un impuesto sobre el patrimonio; puertas adentro se creyó que el objetivo de este reporte era nutrir de información a la Administración Tributaria, para que esta pueda contrastar nuestros activos y pasivos con las utilidades reportadas a lo largo de nuestra vida económica y determinar si lo que habíamos ganado, justificaba nuestro patrimonio.
Es decir, si las utilidades reportadas por Manuelito sumaban US$ 250,000; como Manuelito puede ser dueño de un patrimonio superior a ese valor. Y si ese incremento patrimonial podía ser justificado o se trata de un incremento patrimonial por renta no declarada.
La idea de haber obligado al ecuatoriano a realizar esta declaración surtió efecto, pues a lo largo de estos 15 años se han podido evidenciar requerimientos de justificación de los valores patrimoniales y sobre todo procesos ligados con la determinación de los impuestos a las personas naturales; sin embargo, me atrevo a decir, no con la premura que el SRI hubiera querido y por ello la implementación y uso de estas herramientas.
Ahora bien, pese a que no existe mucha información pública al respecto; se menciona que nuestro Falcon se nutre de datos externos y propios de SRI, y ahí se asigna un “score tributario” a cada persona; osea del 0 al 1.000 cuan probable “evasor” puedes ser.
Como todo sistema este se nutre de información proporcionada y obtenida; he ahí el reto para la Administración Tributaria, pues es quien debe depurar, discernir y usar datos válidos, que den como resultado scores reales y que sirvan para intervenir a los ciudadanos que no hayan hecho sus deberes como es debido.
Otra incógnita es el saber si este score será de conocimiento de cada ciudadano y si en nuestro derecho, podemos apelar esta categorización; pues seguramente de tener un score alto entraremos en esa lupa que nadie quiere estar. «Pilas con ese SCORE».
Datos del autor: (Ecuatoriano, graduado como Contador Público Autorizado e Ingeniero Comercial en Administración Financiera de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Además, posee un Diplomado Internacional en Normas Internacionales de Información Financiera del Tecnológico de Monterrey y actualmente es Candidato a Master en Contabilidad y Auditoría en la Universidad Andina Simón Bolívar – Sede Sucre. Con 20 años de experiencia, ha trabajado en empresas como Grant Thornton, Ernst & Young y Crowe Horwath.
Su experiencia se centra en empresas de los sectores comercial, agrícola y financiero. Ha recibido formación en auditoría, contabilidad e impuestos a través de cursos locales e internacionales).
